domingo, 30 de mayo de 2010

Mujer, salud y discriminación

Continuando con el final del anterior artículo, decíamos que el otro gran problema relacionado con la discriminación social por razones de género que tiene un enorme impacto sobre la salud es la violencia contra las mujeres. Este fenómeno del que se conoce sólo una pequeña parte, está presente en todos los países del mundo en los que se ha estudiado, independientemente del grado de desarrollo que hayan alcanzado, afecta a todas las razas, todas las clases sociales , todos los colectivos sean laicos o religiosos y constituye una causa importante de morbilidad y mortalidad femeninas.
En muchas sociedades la violencia contra las mujeres forma parte del orden establecido y con frecuencia es el único método conocido para la resolución de conflictos.

Aunque algunas formas de violencia (tortura sexual, las violaciones etc) son usadas sistemáticamente como armas en los conflictos bélicos, la violencia contra las mujeres en el seno de la familia es la forma más frecuente y destaca la perpetrada por la pareja, hechos ésto últimos por los que se ha ubicado en el ámbito de lo privado, frenando el interés social y la denuncia pública.

Las estadísticas obtenidas en distintas partes del mundo muestran que entre el 16% y el 52% de las mujeres experimentan violencia física por parte de sus compañeros y por lo menos el 20% son objeto de violación o intento de violación en el transcurso de su vida.

Fruto de las relaciones de dominio a que están sometidas, las mujeres sufren violencia en todas las etapas de la vida, desde la fase prenatal hasta la vejez(OMS, 1988). La que se ejerce antes del nacimiento se articula en forma de abortos selectivos de los fetos femeninos . En los países en los que una tecnología tan avanzada no está disponible, el infanticidio femenino es la forma de seleccionar el sexo de la descendencia. El matrimonio infantil es otra forma de abuso común en muchas culturas , donde los compromisos adquiridos por la familia en función de distintos intereses limitan, sobre todo, la libertad de las mujeres para decidir sobre su vida.

Todos los años millones de niñas sufren mutilación genital en el mundo (clitoridectomía y/o infibulación) , práctica muy extendida en algunas culturas africanas, ameríndias y asiáticas, que además de ser una forma de represión contra las mujeres que lesiona sus derechos más elementales, tiene otras repercusiones graves sobre su salud, dando lugar a hemorragias e infecciones que pueden conducir a la muerte.

En relación con las agresiones sexuales, el incesto y el abuso sexual que padecen las niñas y adolescentes, provienen con mayor frecuencia de un hombree de la familia o próximo a ella. De forma similar, las agresiones sexuales y las violaciones de mujeres adultas proceden con mayor frecuencia de sus parejas. En ambos casos el agresor utiliza el afecto que le profesa la víctima y su situación de poder respecto a ella, para asegurar el secreto de su acción . La violación por parte de la pareja o del progenitor es probablemente la agresión que tiene efectos más destructivos en la salud y bienestar de las mujeres, pero sobre todo en su situación psíquica, que la dejará marcada para toda su vida.

Con frecuencia los episodios de malos tratos que forman parte del proceso violento se desencadenan durante el embarazo dando lugar a problemas de salud tanto en la madre como en las hijas e hijos. En Estados Unidos , he leído últimamente, la violencia de pareja es la causa principal de lesiones entre las mujeres en edad de procrear, de modo que entre un 22 y un 35% de las que acuden a un servicio de urgencias lo hacen por esta razón. Estudios que proceden del mismo país indican que el riesgo de necesitar tratamiento psiquiátrico es entre cuatro y cinco veces mayor en las mujeres maltratadas que en las que no lo son.

El suicido es con frecuencia la única salida que ven las mujeres a la situación de sufrimiento en la que se encuentran, siendo la probabilidad de suicidarse cinco veces más alta en las mujeres víctimas de la violencia. El riesgo de homicidio se incrementa cuando la mujer decide poner fin a su relación con su maltratador, y se observa con demasiada frecuencia que estos procesos de violencia finalizan con el asesinato de la mujer a manos de la pareja actual o la anterior. Por lo tanto vemos la discriminación que sufren las mujeres en nuestra actual sociedad, donde parece que esto no debería suceder debido a la mucha información, a la extensión de la educación etc, pero el poder y la pérdida de éste hace que estos hechos se perpetúen aún en nuestro tiempo.

La explotación sexual de las mujeres es otra forma en la que se plasman los abusos de poder de los hombres, cuyas acciones en esta área son poco o nada cuestionadas en nuestra socieadad, que abiertamente critica a las mujeres que comercian con su cuerpo, sin mencionar a los proxenetas que las controlan ni a los usuarios de sus servicios.

Finalmente las mujeres durante la vejez tienen peor salud que cuando son más jóvenes y sus capacidades físicas están más limitadas, lo que las hace especialmente vulnerables a la violencia.

Se deduce de los párrafos anteriores que, la violencia que se ejerce contra las mujeres, sobre todo si tiene carácter de proceso, afecta a su integridad produciendo efectos nocivos tanto en la esfera física como psicológica y social, por lo tanto nosotros/as como profesionales de lo social , tenemos mucho trabajo en este área. Un trabajo que empieza como siempre por la educación en igualdad entre niños y niñas, pues es en esta etapa donde se forjan los valores y el respeto de las personas del mañana.

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